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Lectura de Hoy

24-05-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 78:1-39

Los versículos iniciales del Salmo 78 provocan un cierto desconcierto. Asaf invita a sus lectores (y, siendo un cántico, a sus oyentes) a escuchar su enseñanza, a prestar oído a las palabras de su boca (78:1). A continuación, anuncia: “Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán misterios de antaño” (78:2). La expectación aumenta; parece como si fuésemos a oír cosas nuevas que estaban ocultas antes de que Asaf apareciera en escena. Luego sigue describiendo esos “misterios de antaño” y especifica “que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado” (78:3). ¿Acaso se está embarcando en alguna revelación novedosa, o se trata sencillamente de una revisión del patrimonio común de los israelitas? ¿Y por qué añade en este punto que al menos una parte de su propósito consiste en desvelar estas cosas a la nueva generación naciente (78:4)?

Tres observaciones:

Primero, la palabra traducida “parábolas” posee un amplio abanico de significados. Puede aludir a las parábolas narrativas, los dichos de sabiduría, los aforismos y varias otras formas. Aquí, Asaf solo parece afirmar que va a expresar lo que tiene que comunicar en las estructuras poéticas y las sabias comparaciones que caracterizan este salmo.

Segundo, el contenido de este salmo es antiguo –“que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado”– y, a la vez, nuevo: “misterios”. Este salmo forma parte del grupo de “salmos históricos”, es decir, los que repasan algunas de las experiencias del pueblo de Dios con Él. En su mayor parte, el enfoque principal se halla en el éxodo y en los sucesos que lo rodearon, incluidas las plagas, cruzar el Mar Rojo, la provisión de maná, etc. El salmo nos transporta al reinado de David (que, casualmente, muestra que Asaf mismo vivió en aquella época o poco después). Con todo, no se trata de un mero repaso de hechos escuetos de aquella historia. El recitado está diseñado para sacar ciertas lecciones de la misma que se podrían pasar por alto si no se les presta atención. Estas enseñanzas incluyen los tristes patrones de rebeldía, cómo Dios se autocontrolaba en su creciente ira, su misericordia que los salvó una y otra vez, y mucho más. Estas amonestaciones se hallan “ocultas” en el texto mismo, pero están ahí, y Asaf las extrae.

Tercero, Asaf entiende (1) que el profundo conocimiento de las Escrituras y de los caminos de Dios significa más que estar al tanto de los hechos y que se debe comprender el desarrollo de los distintos patrones para ver lo que Dios está realizando; (2) que, en todo momento, el pueblo del pacto de Dios nunca se halla a más de una generación de la extinción y, por tanto, es vital que esta profunda comprensión se transmita a la siguiente generación.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Isaías 25
Isaías 25 se divide en tres partes. En la central, tenemos un banquete festivo (25:6-8) y, a cada lado de esta, un cántico. El primero lo interpreta un cantor solitario, sin duda el propio Isaías (25:1-5); el segundo es una alabanza conjunta (25:9-12).

En la fiesta (25:6-8), la comida es la mejor y es gratuita, “un banquete de manjares especiales para todos los pueblos”. El “velo” o “manto” que “cubre a todos los pueblos” (25:7) es la propia muerte, la consecuencia de la maldición mencionada en el capítulo anterior. Esta fiesta es una celebración porque Dios “devorará a la muerte para siempre” (25:8). De hecho, todas las consecuencias de la maldición se anularán: “Enjugará las lágrimas de todo rostro” (25:8; compárese con Apocalipsis 21). Jesús garantiza las bendiciones descritas en este versículo (véase Lucas 14:15-24), porque él vence a la muerte (1 Corintios 15:25-2651-572 Ti. 1:10). Esta fiesta es para “todos los pueblos” (25:6), otra de las muchas prefiguraciones, que hallamos en Isaías, de la aplicación universal del evangelio, pero deben ir a “este monte” (25:7); la salvación, como Jesús declara a la mujer samaritana, “proviene de los judíos” (Juan 4:22). Cuando Isaías añade que Dios eliminará el oprobio de “su pueblo” de toda la tierra, el sentido es algo ambiguo: puede ser una referencia a Israel, o quizás a aquellos que, sacados de “todos los pueblos”, han demostrado verdaderamente ser su pueblo en el día final.

El cántico del cantor solitario (25:1-5) está lleno de alabanza a Dios porque él es totalmente fiel. Esta fidelidad se demuestra tanto en los juicios devastadores que ha desencadenado como en su cuidado perenne de los pobres y los necesitados (25:4). En otras palabras, Dios es alabado por la justicia fiel de sus juicios. El cántico comunitario final (25:9-12) muestra al pueblo de Dios alabándolo unánime: “¡Sí, este es nuestro Dios; en él confiamos, y él nos salvó!” (25:9). Sin embargo, aquí también, debemos alabar la actividad inversa del Señor: él ha llevado el juicio sobre los que están llenos de soberbia. Se distingue a Moab como un ejemplo de esa obstinación. Así pues, al final existirán dos comunidades: el pueblo de Dios en el banquete festivo, donde el Señor mismo es el anfitrión y se destruye a la muerte, y los totalmente soberbios, que doblarán su rodilla pero a los que Dios reducirá a “polvo” (25:12). Barry G. Webb, un comentarista, escribió que o bien el arrepentimiento nos lleva a la fiesta, o bien la soberbia nos aparta de ella, y que las consecuencias de ello serán un gozo impoluto o un juicio indescriptiblemente terrible. Las alternativas que el evangelio pone ante nosotros son así de duras.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Números 33
De Ramsés al Jordán
33 Estas son las jornadas de los israelitas, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo la dirección de Moisés y Aarón. Moisés anotó los puntos de partida según sus jornadas, por el mandamiento del SEÑOR, y estas son sus jornadas, conforme a sus puntos de partida. El mes primero salieron de Ramsés el día quince del mes primero; el día después de la Pascua, los israelitas marcharon con mano poderosa a la vista de todos los egipcios, mientras los egipcios sepultaban a todos sus primogénitos, a quienes el SEÑOR había herido entre ellos. El SEÑOR también había ejecutado juicios contra sus dioses.
Entonces los israelitas salieron de Ramsés y acamparon en Sucot. Salieron de Sucot y acamparon en Etam, que está en el extremo del desierto. Salieron de Etam, se volvieron a Pi Hahirot, frente a Baal Zefón, y acamparon delante de Migdol. Salieron de delante de Hahirot y cruzaron por en medio del mar hasta el desierto; y anduvieron tres días en el desierto de Etam y acamparon en Mara. Salieron de Mara y llegaron a Elim; y en Elim había doce fuentes de agua y setenta palmeras; y acamparon allí. 10 Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo.
11 Salieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin. 12 Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca. 13 Salieron de Dofca y acamparon en Alús. 14 Salieron de Alús y acamparon en Refidim; allí fue donde el pueblo no tuvo agua para beber. 15 Salieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí. 16 Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot Hataava.
17 Salieron de Kibrot Hataava y acamparon en Hazerot. 18 Salieron de Hazerot y acamparon en Ritma. 19 Salieron de Ritma y acamparon en Rimón Peres. 20 Salieron de Rimón Peres y acamparon en Libna. 21 Salieron de Libna y acamparon en Rissa. 22 Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata.
23 Salieron de Ceelata y acamparon en el monte Sefer. 24 Salieron del monte Sefer y acamparon en Harada. 25 Salieron de Harada y acamparon en Macelot. 26 Salieron de Macelot y acamparon en Tahat. 27 Salieron de Tahat y acamparon en Tara. 28 Salieron de Tara y acamparon en Mitca.
29 Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona. 30 Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot. 31 Salieron de Moserot y acamparon en Bene Jaacán. 32 Salieron de Bene Jaacán y acamparon en Hor Haggidgad. 33 Salieron de Hor Haggidgad y acamparon en Jotbata.
34 Salieron de Jotbata y acamparon en Abrona. 35 Salieron de Abrona y acamparon en Ezión Geber. 36 Salieron de Ezión Geber y acamparon en el desierto de Zin, esto es, Cades. 37 Salieron de Cades y acamparon en el monte Hor, al extremo de la tierra de Edom.
38 Entonces el sacerdote Aarón subió al monte Hor por mandato del SEÑOR, y allí murió, el año cuarenta después que los israelitas habían salido de la tierra de Egipto, el primer día del mes quinto. 39 Aarón tenía 123 años de edad cuando murió en el monte Hor.
40 Y el cananeo, el rey de Arad que habitaba en el Neguev, en la tierra de Canaán, oyó de la llegada de los israelitas.
41 Entonces partieron del monte Hor y acamparon en Zalmona. 42 Salieron de Zalmona y acamparon en Punón. 43 Salieron de Punón y acamparon en Obot. 44 Salieron de Obot y acamparon en Ije Abarim, en la frontera con Moab. 45 Salieron de Ije Abarim y acamparon en Dibón Gad. 46 Salieron de Dibón Gad y acamparon en Almón Diblataim. 47 Salieron de Almón Diblataim y acamparon en los montes de Abarim, frente a Nebo. 48 Partieron de los montes de Abarim y acamparon en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 49 Y acamparon junto al Jordán, desde Bet Jesimot hasta Abel Sitim, en las llanuras de Moab.
50 Entonces el SEÑOR habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó: 51 «Habla a los israelitas, y diles: “Cuando crucen el Jordán a la tierra de Canaán, 52 expulsarán a todos los habitantes de la tierra delante de ustedes, y destruirán todas sus piedras grabadas, y destruirán todas sus imágenes fundidas, y demolerán todos sus lugares altos; 53 y tomarán posesión de la tierra y habitarán en ella, porque les he dado la tierra para que la posean. 54 Heredarán la tierra por sorteo, por sus familias; a las más grandes darán más heredad, y a las más pequeñas darán menos heredad. Donde la suerte caiga a cada uno, eso será suyo. Heredarán conforme a las tribus de sus padres. 55 Pero si no expulsan de delante de ustedes a los habitantes de la tierra, entonces sucederá que los que de ellos dejen serán como aguijones en sus ojos y como espinas en sus costados, y los hostigarán en la tierra en que habiten. 56 Y sucederá que como pensaba hacerles a ellos, así les haré a ustedes”».

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Salmo 78:1-39
LIBRO SEGUNDO
Fidelidad de Dios hacia su pueblo infiel
Masquil de Asaf.
78 Escucha , pueblo mío, mi enseñanza; Inclinen ustedes su oído a las palabras de mi boca. En parábolas abriré mi boca; Hablaré enigmas de la antigüedad, Que hemos oído y conocido, Y que nuestros padres nos han contado. No lo ocultaremos a sus hijos, Sino que contaremos a la generación venidera las alabanzas del SEÑOR, Su poder y las maravillas que hizo.
Porque Él estableció un testimonio en Jacob, Y puso una ley en Israel, La cual ordenó a nuestros padres Que enseñaran a sus hijos, Para que la generación venidera lo supiera, aun los hijos que habían de nacer, Y estos se levantaran y lo contaran a sus hijos, Para que ellos pusieran su confianza en Dios, Y no se olvidaran de las obras de Dios Sino que guardaran Sus mandamientos; Y que no fueran como sus padres, Una generación porfiada y rebelde, Generación que no preparó su corazón, Y cuyo espíritu no fue fiel a Dios.
Los hijos de Efraín eran arqueros bien equipados, Pero volvieron las espaldas el día de la batalla. 10 No guardaron el pacto de Dios Y rehusaron andar en Su ley; 11 Olvidaron Sus obras Y los milagros que les había mostrado. 12 Él hizo maravillas en presencia de sus padres, En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13 Dividió el mar y los hizo pasar, Y contuvo las aguas como en un montón. 14 Después los guió de día con la nube Y toda la noche con un resplandor de fuego. 15 Partió las rocas en el desierto, Y les dio agua tan abundante como las profundidades del océano; 16 Hizo salir corrientes de la peña E hizo descender aguas como ríos.
17 Pero aún siguieron pecando contra Él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto. 18 Y en sus corazones tentaron a Dios, Pidiendo comida a su gusto. 19 Hablaron contra Dios, Y dijeron: «¿Podrá Dios preparar mesa en el desierto? 20 Entonces Él golpeó la roca y brotaron aguas, Y torrentes se desbordaron; ¿Podrá también dar pan? ¿Proveerá carne para Su pueblo?».
21 Por tanto, al oírlo, el SEÑOR se indignó; Un fuego se encendió contra Jacob, Y aumentó también la ira contra Israel, 22 Porque no creyeron en Dios, Ni confiaron en Su salvación. 23 Sin embargo, dio órdenes a las nubes arriba, Y abrió las puertas de los cielos; 24 Hizo llover sobre ellos maná para comer, Y les dio comida del cielo. 25 Pan de ángeles comió el hombre; Dios les mandó comida hasta saciarlos. 26 Hizo soplar en el cielo el viento del este, Y con Su poder dirigió el viento del este, 27 Él hizo llover sobre ellos carne como polvo, Aladas aves como arena de los mares, 28 las hizo caer en medio del campamento, Alrededor de sus viviendas. 29 Comieron y quedaron bien saciados, Y les concedió su deseo. 30 Antes de que hubieran satisfecho su deseo, Mientras la comida aún estaba en su boca, 31 La ira de Dios se alzó contra ellos Y mató a algunos de los más robustos, Y subyugó a los escogidos de Israel. 32 A pesar de todo esto, todavía pecaron Y no creyeron en Sus maravillas. 33 Él, pues, hizo terminar sus días en vanidad, Y sus años en terror súbito.
34 Cuando los hería de muerte, entonces lo buscaban, Y se volvían y buscaban con diligencia a Dios; 35 Se acordaban de que Dios era su Roca, Y el Dios Altísimo su Redentor. 36 Pero con su boca lo engañaban Y con su lengua le mentían. 37 Pues su corazón no era leal para con Él, Ni eran fieles a Su pacto. 38 Pero Él, siendo compasivo, perdonaba sus iniquidades y no los destruía; Muchas veces contuvo Su ira, Y no despertó todo Su furor. 39 Se acordaba de que ellos eran carne, Un soplo que pasa y no vuelve..
   
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Isaías 25
Cántico de alabanza por el favor de Dios

25 Oh SEÑOR, Tú eres mi Dios; Te ensalzaré, daré alabanzas a Tu nombre, Porque has hecho maravillas, Designios concebidos desde tiempos antiguos con toda fidelidad. Porque has convertido la ciudad en un montón de escombros, La ciudad fortificada, en una ruina. El palacio de extranjeros ya no es ciudad, Nunca será reedificado. Por eso te glorificará un pueblo fuerte, Ciudades de crueles naciones te reverenciarán. Porque Tú has sido baluarte para el desvalido, Baluarte para el necesitado en su angustia, Refugio contra la tormenta, sombra contra el calor. Pues el aliento de los crueles Es como turbión contra el muro. Como calor durante la sequía, Tú aquietas el estruendo de los extranjeros. Como el calor a la sombra de una nube, es acallado el cántico de los tiranos.
El SEÑOR de los ejércitos preparará en este monte para todos los pueblos un banquete de manjares suculentos, Un banquete de vino añejo, pedazos escogidos con tuétano, Y vino añejo refinado. Y destruirá en este monte la cobertura que cubre todos los pueblos, El velo que está extendido sobre todas las naciones. Él destruirá la muerte para siempre. El Señor DIOS enjugará las lágrimas de todos los rostros, Y quitará el oprobio de Su pueblo de sobre toda la tierra, Porque el SEÑOR ha hablado. Y en aquel día se dirá: «Este es nuestro Dios a quien hemos esperado para que nos salvara. Este es el SEÑOR a quien hemos esperado; Regocijémonos y alegrémonos en su salvación». 10 Porque la mano del SEÑOR reposará en este monte, Y Moab será pisoteado en su sitio Como es pisoteada la paja en el agua del muladar. 11 Y en medio de él, Moab extenderá sus manos Como el nadador extiende sus manos para nadar, Pero el Señor abatirá su arrogancia y la destreza de sus manos. 12 Y derribará las fortalezas inconmovibles de tus murallas, Las humillará y las echará por tierra, hasta el polvo.

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1 Juan 3
Los hijos de Dios
3 Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a Él. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos como Él es. Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como Él es puro.
Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley. Ustedes saben que Cristo se manifestó a fin de quitar los pecados, y en Él no hay pecado. Todo el que permanece en Él, no peca. Todo el que peca, ni lo ha visto ni lo ha conocido. Hijos míos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como Él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.
Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. 11 Porque este es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. 12 No como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.

Amemos de hecho, no de palabra

13 Hermanos, no se maravillen si el mundo los odia. 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en muerte. 15 Todo el que aborrece a su hermano es un asesino, y ustedes saben que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él. 16 En esto conocemos el amor: en que Él puso Su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
17 Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él? 18 Hijos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. 19 En esto sabremos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de Él 20 en cualquier cosa en que nuestro corazón nos condene. Porque Dios es mayor que nuestro corazón y Él sabe todas las cosas. 21 Amados, si nuestro corazón no nos condena, confianza tenemos delante de Dios. 22 Y todo lo que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos Sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.
23 Y este es Su mandamiento: que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como Él nos ha mandado. 24 El que guarda Sus mandamientos permanece en Él y Dios en él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.

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